La promesa de hacer una planificación financiera para terminar el mes “a salvo”, salir de deudas y organizar las cuentas por pagar sigue en tu lista de objetivos, ¿correcto? Non preocuparum, largum vivirum: no eres la única persona que arrastra metas financieras año tras año.
Según la encuesta nacional “Capacidades financieras en Colombia”, conducida por el Banco Mundial en 2013, si 94% de los colombianos afirmaron planificar su presupuesto, solo 23% sabía exactamente cuánto había gastado la semana anterior. Además, sólo 1 de cada 5 personas podía afrontar gastos importantes imprevistos.
¿Ha cambiado esta realidad? ¿Qué puedes hacer en tu caso? Si te identificas con aquella estadística, no te alarmes. Es difícil saber por dónde empezar.
Por eso hicimos esta Guía Básica de Planificación Financiera Nu. Para que te sirva como la estrella al marinero/a/e que navega en la noche. Es larga -larguita-, quizá no la leas de un tirón. Pero guárdala y hazla tu carta de navegación personal.
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¿Te has preguntado por qué no logras establecer un plan?
Hay muchos factores que hacen que un plan fracase, pero podría aventurarse que el principal es la ausencia de un verdadero plan. Uno que sea consistente y se ajuste a tu realidad financiera.
Muchas veces, cuando la ansiedad por organizar las finanzas ataca, las “fórmulas milagro” que encontramos en internet parecerían ser una buena opción. Pero, cuando todo está en papel y se traduce a dinero, el plan es difícil de sostener.
Y es que la mayor parte de las veces esas fórmulas no toman en cuenta al elemento más importante: tú.
Es claro que una buena planificación financiera tiene puntos básicos e importantes, los cuales deben ser aplicados sin importar cuál sea tu realidad. Sin embargo, son los factores personales los que hacen que este plan sea efectivo, ejecutable y sostenible. O no.
1. ¿Cómo empezar una planificación financiera?
No importa si ahora mismo tienes deudas, si estás en medio de una desorganización financiera monumental o si ya inviertes como los grandes: antes de empezar a hacer tus cuentas, es seguir la máxima de Platón: “Conócete a ti mismo”.
Es fundamental entender qué es lo que quieres, y sobre todo qué buscas para tu futuro.
El punto de partida de tu planificación financiera involucra todo lo que importa en tu vida. Para averiguarlo, existen algunas preguntas que pueden ayudar:
- ¿Qué hace que tu día sea más ligero y llevadero?
- ¿Qué te apasiona hacer?
- ¿A qué le pones todas las ganas?
- ¿Cuánto necesitas trabajar para generar un ingreso?
Así es como tomarían forma con ejemplos reales:
- Descubres que hacer pasteles es una gran pasión y que además a todos les encantan.
- Que pasar el rato con tu perro te aligera el día.
- Confirmas que te apasiona escuchar vinilos cuando estás en casa.
- Que te encanta viajar.
- Que no puedes esperar más para tomar ese café semanal con tu padre.
Puedes ir un poco más allá y proyectar estos pensamientos en escenarios futuros.
- ¿Alguno de estos hobbies podría transformarse en un negocio o una forma de vida?
- ¿Qué tipo de vida te gustaría llevar en el futuro?
- ¿Quieres tener más perros?
- ¿Viajar sólo en Navidad o todo el año?
- ¿Qué no podrías dejar de hacer?
Preguntas como estas podrían parecer irrelevantes pero son los “motivadores” que terminan dando forma a tu vida y a tu futuro.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la guía básica de planificación financiera?
Una vez que especificas lo que es realmente importante para ti y cuáles son “las cosas que te quitan el sueño”, es hora de sentar las bases de un plan financiero considerando todo esto.
Puesto que somos únicos e irrepetibles, nadie tendrá un plan como el tuyo. Por ese motivo es que no siempre las mismas fórmulas funcionan para todos: lo que es una prioridad para ti no lo será para otra persona.
Al contrario de lo que mucha gente supone, la planificación financiera no es para hacer de tu vida un régimen militar. De hecho, sirve para que lleves a cabo tus planes y tengas acceso a lo que hace tu vida más ligera y agradable.
En resumen, una buena planificación financiera no se trata solo de cuentas y hojas de cálculo, sino de tus sueños, tu tranquilidad y tus momentos de alegría (ahora y en el futuro).
Descubrí lo que es importante para mí, ¿ahora qué?
Antes de sumergirte en un presupuesto, existe un paso importante en la planificación, que es priorizar lo que es fundamental para ti: toma todas las ideas planteadas en el primer ejercicio y ponlas en orden de importancia.
Siguiendo nuestro ejemplo, prioricemos de forma hipotética:
- Hacer pasteles.
- Café con papá.
- Salir con mi perro.
- Cocinar en casa.
- Viajar.
Una vez puestas en orden de relevancia personal, llega la hora de hacer un ejercicio de conciencia y pensar si alguna podría cambiar tu futuro. Si alguna de estas ha dejado de ser “solamente una pasión”. Si has detectado alguna que pudiera funcionar como un generador de ingresos. Por ejemplo: abrir una pastelería.
Habrá que detectar lo que tienes que hacer para llegar hasta ese punto. Comenzar un curso de gastronomía sería un inicio posible.
Ahora, será necesario transformar estos sueños en metas alcanzables y palpables. En el ejemplo anterior, “estudiar gastronomía” y “abrir una pastelería” no son metas reales. ¿Por qué?
Porque los objetivos deben ser específicos, es preciso tener una estimación de costo y una fecha límite.
2. Hacer de un sueño una meta
Encuentra las mil diferencias:
(a) Estudiar gastronomía.
ó
(b) Integrarme al curso de gastronomía especializada en repostería de la Escuela X que inicia en enero de 2023.
¿Verdad que suena muy distinto? Dicen que la gran diferencia entre un sueño y un verdadero objetivo son los detalles de cuándo y cómo realizarlo.
Ahora tu sueño es una meta, pero aún no es alcanzable. Es necesario poner un costo en este objetivo para insertarlo en una planificación real: ¿cuánto cuesta la matrícula de esta escuela? ¿Y la inscripción? ¿Y los materiales? ¿Qué tengo que hacer para completar mi ingreso?
Toca el turno de comprender cómo convertir los sueños en metas alcanzables. Te recomendamos este primer paso antes de seguir con la planificación.
El éxito de la planificación financiera depende de que “mapees” tus gastos
En este paso, jugarás al detective. Llegó ese momento de revisar todo lo que entra en tu cuenta y todo lo que sale. Aquí es donde muchas personas se atascan, porque es necesario anotar todos los gastos durante al menos un mes.
En esta etapa es cuando descubres el destino de tu dinero, y te sorprenderá saber que la mayor parte no va a parar a lo que te hace feliz. Por eso es necesario entender primero cuáles son tus prioridades y objetivos, ya que son los que hacen que esta investigación sea más concreta.
Este seguimiento de tus gastos lo puedes hacer de cualquier forma: en papel, con una hoja de cálculo, una app. Elige el que tenga más sentido para ti y el que te ayude a mantener el hábito.
Recuerda, este proceso no será eterno. Para poner un poco de orden es suficiente hacerlo durante un mes, pero si tus cuentas son un caos, hazlo durante al menos dos o tres meses para tener una mejor visión de tu gasto promedio.
Aquí es cuando descubres los gastos excesivos e incluso aquellos que ni siquiera sabías que existían.
¿Qué hacer con toda esta información?
Con tu mapa de gastos en la mano, tómate el tiempo para proyectar los gastos futuros para los próximos tres o incluso seis meses. Aquí es donde toma forma tu planificación financiera.
Esta proyección se puede hacer en cualquier herramienta que te parezca fácil y te sea accesible. La idea no es crear algo a lo que sea difícil acceder en el día a día, porque podría ser una trampa para abandonar el esfuerzo.
Además es muy probable que necesites actualizar este documento constantemente.
Reserva una mañana o una tarde para esta tarea: necesitarás hacer algunas llamadas para cancelar servicios o renegociar deudas. La idea es sanear tu presupuesto y hacerlo más saludable y acorde a tu realidad, sin importar si ya te sobró dinero a fin de mes o no.
Independencia financiera: 7 consejos para lograrla
(Foto: Glenn Carstens-Peters/Unsplash)
3. ¿Cómo hacer un mapa financiero?
Elimina los gastos que te sorprendieron: ¿encontraste cuotas mensuales por un streaming al que nunca accedes? Cancela el servicio. ¿Sigues pagando por ese gimnasio al que no has ido en meses? Cancela la inscripción. ¿Es necesario salir tantas veces a comer afuera? Prueba con salir una noche menos.
Este es el momento de hacer algunas llamadas y salir del paso eliminando gastos de productos y servicios que no usas o usas muy poco.
Vuelve a la pregunta: ¿qué me hace feliz? Incluso si a menudo usas un servicio que no te brinda ningún tipo de placer y aún así te roba tiempo de las cosas que realmente disfrutas o necesitas hacer. Tal vez sea hora de dejarlo atrás.
- Elimina gastos que no tienen ningún sentido para ti. Ni siquiera proyectes estos costos en tu presupuesto para los próximos meses.
- Reduce los gastos variables. Puedes pensar que tu internet no es tan caro, pero no está de más llamar al operador y probar un plan más bajo. Es el momento de ver las posibilidades de cualquier rubro que se convierta en una variable y pueda trabajar a tu favor.
- Negocia gastos fijos: ¿el colegio de tu hijo es demasiado alto? Analiza la posibilidad de pedir una beca.
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4. Poner límites
Luego de esta limpieza, es momento de establecer límites de gasto, considerando gastos fijos y variables, importantes y extras, y tus metas. A continuación te explicamos cada uno:
Gastos fijos
Los gastos fijos son aquellos cuyo valor no cambia con el tiempo. Estos contemplan el alquiler, el colegio, ese curso que tomas o, llegado el caso, las compras semanales de comida, por ejemplo. Para estos gastos, el límite es la cantidad a pagar.
Gastos variables
Los gastos variables son aquellos que varían respecto a tu consumo. Este es el caso del pago de servicios, como la luz, el agua y el gas. Aquí, lo importante es evitar el desperdicio y el exceso de consumo. Establecer un límite para cada gasto variable acaba siendo una forma de controlar el consumo, como si fuera una meta a alcanzar. El medio ambiente y tu bolsillo te lo agradecerán.
Gastos estratégicos
Aquí es donde entran los gastos que están relacionados con cosas que son importantes para ti. Esta “cajita” hace sostenible tu planificación financiera.
¿El café semanal con tu padre es importante y te hace feliz? No lo elimines, pero establece un límite de gasto posible para este fin, dentro de tu presupuesto, para que no termines gastando más de lo que puedes. Recuerda que una buena planificación debe predecir cuál es tu prioridad, por lo que es única. Pero siempre debes según tus posibilidades.
Metas
Sí, tus metas deben estar dentro de tu presupuesto. Esta es otra pequeña “caja” aparte que construyes desde tu planificación financiera, al tiempo que la haces posible. Una vez convertidos tus sueños en metas, con una fecha límite y un costo, es momento de tomar el costo total de tu sueño y dividirlo a partir de ese momento hasta la fecha límite.
De esta forma podrás comprender cuánto necesitas ahorrar por mes para lograrlo en la fecha límite que estableciste.
Por ejemplo: calculaste que, para completar el curso de seis semestres de gastronomía, comenzando en enero de 2024, necesitarás haber ahorrado alrededor de COP $4.500.000 pesos, ya que el semestre cuesta $750.000.
Es decir, si tu cálculo se hace en enero de 2023 necesitarás dividir el costo de tu meta (4.5 millones) por 12 meses. El resultado daría el ahorro que debes hacer por mes durante todo 2023: $375.000.
Extras
¿Abrieron una nueva tienda de mascotas en tu calle y no pudiste resistirte para hacer feliz a tu gatito? Está bien, siempre y cuando estos gastos estén previstos de alguna manera. Esta “cajita” es solo para eso: es dinero para gastar en lo que quieras en el mes.
¿Hiciste todo esto y aún así quedaste en números rojos? ¿Qué hacer?
Es común que, incluso después de recortar algunos gastos, negociar otros y poner límites, tu gasto final siga siendo mayor que tus ganancias. Gastar más de lo que recibimos es un problema frecuente en la sociedad del consumo.
“La punta de oro de la planificación es precisamente gastar menos de lo que se gana. Esta es la premisa de la organización financiera. Para salir de esta situación, es necesario cambiar de planes”, dice Ángela Tosatto, analista de NuInvest.
En la práctica, cambiar de planes es seguir algunos caminos alternativos y paralelos. Uno de ellos es volver atrás dentro del plan financiero, hacer recortes más a conciencia y reducir límites.
Aquí es donde utilizarás la secuencia de prioridades que proyectaste en los primeros ejercicios.
Si el café con papá está en la parte superior de la lista de cosas importantes, consérvalo, pero reduce el límite de gasto en este artículo; tal vez podrían elegir otra cafetería más accesible, o prepararlo en casa y tomarlo en el parque. Ahora, si está en el último lugar, y hay otras cosas más importantes, es hora de eliminar ese gasto e invitarlo a casa para la cena.
5. Hacer un revisión de tus rubros
- Gastos fijos: asegúrate de que hayas negociado y logrado reducir estos costos.
- Gastos variables: en este rubro es donde tomarás acción, ya que estos gastos dependen del consumo.
- Gastos estratégicos: aquí se encuentra el pase para concretar tus sueños. Concéntrate en el más importante y dale prioridad, evalúa cuáles son los que no tienen tanto sentido y, si es posible, elimínalos o déjalos para otro momento.
- Extras: otro rubro que puedes ajustar. Aquí, dependiendo de tu situación, podrás reducir el límite de gasto establecido o incluso eliminar este costo de tu presupuesto, Atención: que sea temporalmente, solo hasta que puedas equilibrar todo lo demás. Marca una fecha límite para que regrese este rubro a tu vida; recuerda que también trabajamos para ser felices.
Los ingresos extra son una forma de sanear las finanzas
Obtener un ascenso o realizar algún trabajo extra siempre ayudará, pero la idea no es trabajar las 24 horas, los siete días de la semana. Recuerda que la prioridad siempre será tu salud, tanto física como mental, y si vas a trabajar horas extras para llegar o tener un extra a fin de mes, es mejor establecer una fecha límite para esta modalidad y que no se convierta en un estilo de vida.
Todo lo que has visto hasta ahora es lo que hace que tu planificación financiera sea única y sostenible. Para aquellos que simplemente son desorganizados, esta planificación ayudará a poner un poco de orden desde el nivel más básico.
Sin embargo, hay personas con problemas específicos, como el sobreendeudamiento. ¿Cómo incluir esto en un presupuesto?
6. ¿Cómo incluir deudas en la planificación financiera?
Los pasos que has visto hasta ahora son para cualquier persona, incluso para aquellos que están endeudados. En este caso, sin embargo, hay algunas diferencias que deben ser consideradas en el camino.
En la fase de investigación, por ejemplo, además de recaudar todos los gastos, los que tienen deudas también deberán contemplar los pagos de todas sus cuentas pendientes. Enlista todo.
Ten en cuenta esta información para también agregar en este rubro el monto de la deuda inicial y la tasa de interés de esa deuda. Por ejemplo: si tomaste un préstamo, ¿cuál fue la cantidad inicial del préstamo?
Cuando tenemos una deuda es común olvidar por cuánto fue, cuáles son los intereses y qué estamos pagando realmente en la actualidad. Tener en cuenta todo esto también es importante. Esta información te podría ayudar a la hora de renegociar una deuda.
Priorizar deudas
Después de investigar los gastos y las deudas, llega el momento de planificar y organizar los gastos futuros. Para quienes tienen deudas, este es el momento de priorizar y renegociar, teniendo en cuenta algunos puntos importantes.
En tu lista de deudas tienes, por ejemplo:
- Préstamo hermano: $2.000.000 pesos – 0% de interés
- Tienda de insumos para pasteles: $100.000 pesos – 0% de interés
- Tarjeta de crédito: $5.000.000 pesos – por ejemplo, 13.28% de interés por mes – monto de la deuda inicial: $1.500.000 pesos
- Préstamo personal: $8.000.000 pesos – 3.70% de interés por mes – monto de la deuda inicial: $4.000.000 pesos
Ordénalas de mayor a menor interés.
Entender los valores promedio es importante, pero trata de saber exactamente el valor de interés de las deudas que tienes. Estos datos aparecen en el contrato del préstamo. Si no lo encuentras, pregunta a tu banco: están obligados a compartir esta información con sus clientes.
Integración de la deuda en la planificación financiera
Con el mapa de gastos y deudas en la mira, es hora de limpiar tu presupuesto, como se explicó arriba. La diferencia aquí es que los recortes serán más radicales y los límites más reducidos.
- Gastos fijos: asegúrate de haber negociado para reducir estos costos.
- Gastos variables: la idea es reducir el consumo para reducir el valor de las cuentas.
- Gastos estratégicos: sí, estos son los gastos que podrían cambiar tu futuro. Sin embargo, si te encuentras en una situación de no poder pagar o de alto endeudamiento, la idea es recortar al máximo estos gastos hasta saldar las deudas. No tienes que cortar todo, y recuerda que esta es una situación temporal. Enfócate en sacarte “la soga del cuello”.
- Metas: la meta, para quien está endeudado, es pagar las deudas. Los otros objetivos pasan a un segundo plano por ahora.
- Extras: dependiendo de tu situación, reduce al máximo el límite de este gasto o incluso recórtalo en su totalidad.
Una forma de que estos recortes no sean tan drásticos es intentar aumentar tus ingresos, si es posible, recordando que un mayor esfuerzo laboral debe tener una fecha de finalización.
Estrategia para saldar deudas
Ahora que conoces todas las deudas que tienes, sabes el costo de cada una y has limpiado tu presupuesto, es hora de armar una estrategia para pagar esas deudas.
Para empezar, renegocia cada deuda. El mejor punto de partida para hacerlo será el costo inicial de esa deuda. Si contrataste un préstamo por $5.000.000 y tu deuda ahora es de $20.000.000, puedes argumentar con el costo inicial del préstamo. Eso le “recordará” a la institución financiera la proporción del acuerdo inicial. Que es a lo que tus capacidades financieras podrían comprometerse para liquidar.
IDEA. Si tienes muchas deudas, pero son muy caras –es decir, con intereses muy elevados–, una idea es, previa negociación, sacar un préstamo con tipos de interés más bajos para pagar íntegramente estas deudas.
Así, cambias varias deudas caras por una sola más barata. Es más fácil de controlar. Pero recuerda hacer esto teniendo en cuenta los valores negociados.
Aquí entra en juego una precaución importante: en el afán de querer saldar la deuda, puedes terminar sacando un préstamo con una cuota muy por encima de tu presupuesto. Por eso es fundamental no saltarse el paso de organizar y limpiar tus cuentas.
La claridad en tu información te dará la ventaja. Solo así sabrás cuánto puedes pagar por la cuota de renegociación.
En resumen, tu planificación financiera debe incluir tu costo de vida, después de todas las reducciones posibles, más la parte de negociación.
7. ¿Cómo crear una reserva de emergencia?
Tener dinero ahorrado para pagar la reparación del refrigerador que se te estropeó de la nada. Cambiar una llanta pinchada. Comprar ese medicamento que no esperabas tener que tomar. Todo ello, siempre será un asunto esencial, de urgencia.
Este tipo de gastos podrían arruinar toda la planeación anterior si no hay un fondo para hacerles frente, ya que son “gastos emergentes”.
La reserva de emergencia es esa cantidad a utilizar cuando la vida te sorprende. Generalmente representa de tres a seis meses de tu gasto mensual promedio.
Es decir, después de crear tu presupuesto, has notado que tu costo mensual de vida es de $4.000.000 pesos. De esa forma, tu reserva podría ser de $12.000.000 a $24.000.000 pesos.
Otra IDEA. Si no tienes deudas, pero no te sobra para crear una reserva financiera, los pasos son los mismos: crear y priorizar metas y cosas importantes en tu rutina diaria, mapear gastos, limpiar el presupuesto y proyectar el futuro.
La diferencia es que crear una reserva se convierte en una meta dentro de tu planificación financiera. Y ese objetivo debe estar en los planes de todos. La clave es ahorrar tanto como sea posible, aún cuando tus ingresos no sean altos.
¿Dónde poner el dinero de la reserva de emergencia?
El dinero para emergencias deberá de estar disponible siempre. Como se puede utilizar en cualquier momento, es importante que si el dinero se invierte, sea en una inversión segura y que tenga liquidez inmediata. Es decir, que se pueda retirar en cualquier momento, sin riesgo de perder ni un centavo.
En otras palabras, no arriesgar ese dinero en inversiones a plazo fijo, por ejemplo, o ponerlo en productos financieros sin redención inmediata. Otro factor importante es mantener el poder adquisitivo de ese dinero. Esto significa que debe corregirse constantemente, al menos, por la inflación.
Por lo tanto, es importante enfatizar que no debes preocuparte tanto por hacer que ese dinero de reserva rinda desmesuradamente. La idea principal es tenerlo siempre disponible.
La planificación financiera debe evolucionar contigo
La planificación financiera deberá de mantenerse viva, en constante revisión. Parecería que lograr poner nuestra información financiera en orden es el objetivo principal de la carrera, pero no es así.
Tu vida cambia todo el tiempo y, para ser sostenible, tu planificación debe cambiar junto a ti y tus nuevas necesidades.
Hoy, tomar ese café semanal con papá o comprar vinilos es importante, pero mañana puede que ya no lo sea más y necesites sacar eso de tu presupuesto. O tenías todo bajo control, pero de repente tus gastos han aumentado: trabaja de nuevo en tu mapa de gastos, identifica qué ha cambiado, reajusta el plan, crea una nueva meta, ajusta otros gastos.
Recuerda que la planificación financiera existe para ayudarte a llevar a cabo tus planes y vivir mejor. Y eso solo funcionará si tus planes evolucionan contigo.
Ánimo. Empieza hoy.
Este contenido es parte de la misión de Nu Colombia para devolver a las personas el control sobre sus vidas financieras.
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