En Nu Colombia, creemos en la construcción de equipos fuertes y diversos, porque esa es la única forma de desarrollar productos que faciliten la vida de todo tipo de colombianos. En esta página, puedes encontrar las historias de mujeres que hacen realidad nuestra existencia. Después de todo, están aquí todos los días creando cosas increíbles y reinventando el futuro.
A continuación, escucha lo que tiene para decir María Ximena Castro, Marketing Manager de Nu Colombia.
Xime Castro, Marketing Manager de Nu Colombia
“Digamos que mi historia comienza un día soleado de 2012, al otro lado del planeta. En un auto que recorre el puente marítimo más largo del mundo, y que viaja desde Shanghai a Ningpo, en China.
Vamos con mi jefa en el auto de un proveedor a conocer las fábricas donde confeccionan prendas de vestir para marcas de primer nivel mundial. No puedo dejar de preguntarme por qué el señor que maneja, pudiendo adquirir el Rólex que brilla en su muñeca, lo ha comprado con una incrustación de diamantes que forman un Hello Kitty. Pero, felices, allí vamos.
Trabajo para una tienda de departamentos multinacional. Estoy encargada de entender las “tendencias ganadoras” y hacer el análisis de los históricos de ventas de la sección de niños con edades entre 8 y 16 años. Decido la moda para diecisiete tiendas. Hago lo que me encantaba hacer con mi papá, que murió hace tres años. Esto es: salgo a comprar.
Así que miro la Bahía de Hangzhou allí abajo, el oleaje del mar azul profundo, y repito para mis adentros, jugando, el estilo de Noel Petro: “Papá, estoy triunfando”.
La justicia y las mujeres
En mi trayectoria de trabajo he pasado por empresas en donde el machismo era mal visto. Sé que no es la norma y que, por eso, he tenido suerte. Mis intuiciones y mis ideas sobre el mundo han sido forjadas por esa experiencia. Mi madre solía decirme: “A las cosas, hay que ganárselas”. Así que a los 13, cuando se podía, ya trabajaba como secretaria de la inmobiliaria de mis papás atendiendo el teléfono. “Buenas tardes, Bienes y Mercadeo”.
Ya egresada como ingeniera industrial de la Universidad de los Andes (con opción en Derecho comercial), entré a trabajar a una empresa estadounidense fundada en 1911. Era una empresa acartonada, pero me enseñó muchas cosas. Mi jefe era una mujer. Mi jefa era una mujer. Luego en el retail pasé a trabajar en un mundo completamente femenino, porque la línea de mujeres pesaba por sobre las otras. Quienes decidían la moda para las mujeres eran las mujeres.
Lo que sí puedo decir es que a lo largo de mi vida de trabajo he visto cómo las líderes mujeres asumían un talante rígido, como “represivo”. No cargo para nada las tintas con mis congéneres, sino que se lo adjudico más bien a un mundo dominado por hombres.
Lo que sucede, en mi parecer, es que las mujeres que llegan, llegan a costa de un esfuerzo denodado, a veces padeciendo excesivas injusticias. Y cuando finalmente dirigen, tratan a otras mujeres con cierta dureza, como los hombres.
Eso me gustaría ayudar a cambiar. Que el camino para nosotras sea igual de difícil -no más difícil- que el de los hombres.
Los derechos de las mujeres
Como decía, no tuve tragos amargos en relación al machismo. Pero sí recuerdo a un jefe que cuando le hablabas, te ignoraba. No lo hacía con los hombres, sino con las mujeres. Un día lo miré de frente, al punto de que no pudo eludir la mirada. ¿Qué hay en mí que a ti no te genere interés?, le dije.
Luego de esa charla, la relación mejoró de tal modo que me llevó a trabajar con su equipo de México. Tras esa conversación, me di cuenta que él lo hacía de manera inconsciente: cuando se lo pregunté, se sorprendió. ¿Cuántos hombres no se dan cuenta de sus micromachismos?
No me consagraría como una feminista, aunque sí una mujer que defiende los derechos de las mujeres. Lo que más me interesa es que las políticas empresariales o estatales trabajen más a conciencia por la igualdad de condiciones.
Doy un ejemplo. Una vez escuché una conferencia de un funcionario de gobierno que estaba -vivía- en silla de ruedas. Él decía: “No basta con que un país trabaje por el acceso de las personas discapacitadas a los ambientes de trabajo. Importa que en esa ciudad haya rampas por todos lados para que nosotros nos podamos mover.”
Algo de eso pasa con las mujeres. Hay, en las empresas de vanguardia, políticas tendientes a la igualdad. Pero faltan las rampas.
Mi anhelo más profundo es que lleguemos a un estadío de la humanidad donde no pensemos en hacer discriminaciones positivas ni exijamos cupos femeninos. Esa será una época donde nos tratemos como seres humanos, con independencia del género por el que nos definamos.
Una diferencia insoslayable
Por otra parte, sí hay una diferencia, que a mi modo de ver no podemos soslayar. Y esa es una diferencia biológica. Las mujeres procreamos en nuestro cuerpo por nueve meses, después amamantamos, y luego nos reponemos de esa transformación.
La licencia de maternidad fijada en cuatro meses me parece demasiado universalista, hay que entenderla en cada caso. Hay mujeres que no pueden volver al ruedo en esa fecha, necesitan más tiempo.
La maternidad todavía es un escollo profesional para muchas madres, que sacrifican su trabajo en aras de la crianza, porque las empresas no comprenden los procesos por los que pasamos.
Todos y todas tenemos que entender la maternidad y la paternidad como parte de la vida y no como sucesos extraordinarios o decisiones maniqueas que nos llevan a decidir entre detener nuestra profesión o renunciar a la creación de una familia.
Vivimos en un mundo que tiende a la igualdad de oportunidades en el trabajo entre hombres y mujeres. Ahora es el momento de comenzar a hilar más fino.
Con Nu, en el camino
Por lo demás, quiero decir que llegué a Nu en octubre de 2020 para hacer todo lo relacionado con marketing. Venía de la industria financiera, pero no de un producto tan específico como una tarjeta de crédito.
Así que tuve que arremangarme y aprender todo de cero en cuatro meses, que fue el lanzamiento de la tarjeta. Así que me tocó abrir las redes, comenzar con email marketing, entender lo que llamamos el journey del consumidor, crear el storytelling. En síntesis, venía a hacer lo que se hace en las buenas startups: desde subir un posteo hasta hacer la estrategia.
Y de pronto me encuentro desde este lado del mundo. En mi tierra, en Colombia. Trabajando para mejorar la vida financiera de los colombianos. Y escribo esto, que no tiene ninguna censura; escribo esto con total libertad. Y me siento agradecida a Nu. Y no puedo dejar de sentir otra vez este sol en la cara, y pensar para mis adentros, mientras cruzo el puente, todos los puentes de mi vida: “Papá, estoy triunfando”.”
Lee más historias de Nubankers como Xime aquí.
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