En el equipo Nu, cada ciclista tiene una historia que contar. Pero la de Daniel Muñoz nos recuerda que no se necesita mucho para dar el primer paso hacia un futuro brillante.
Esta es su historia, la de un joven antioqueño que pedaleó desde su niñez en San Rafael hasta las ligas del ciclismo profesional. Y en el camino, encontró victorias, una familia, un propósito y una nueva vida.
De una beca al primer sueldo sobre ruedas
Nu: Daniel ¿Cómo empezó todo? ¿Cuándo decidiste que el ciclismo profesional iba a ser tu camino?
Daniel: fue cuando terminé el colegio. Había ganado una beca para estudiar, pero no tenía cómo pagar lo demás. Y el ciclismo, fue lo que empezó a darme un sustento: me daban 300 o 400 mil pesos, y con eso vivía.
No fue solo pasión, fue necesidad también. El ciclismo me salvó de muchos malos caminos y me dio una opción real.
Una bicicleta prestada para empezar
Nu: ¿Recuerdas tu primera bicicleta?
Daniel: ¡claro! La primera era una cross. Me la robaron afuera de mi casa. Entré a tomar agua y cuando salí ya no estaba. A partir de ahí, un amigo me prestaba su bici para ir a montar con el club de ciclismo de San Rafael. Era así todos los días: yo llegaba, me la prestaba, salíamos a rodar y luego se la devolvía.
¿Quién no recuerda su primera bicicleta? Si era una Cross o una Monareta, hoy es una joya clásica que puede costar entre $1 y $4 millones de pesos, pero para muchos vale más que eso.
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Una herencia invaluable
Nu: ¿Y cuándo tuviste una bici propia?
Daniel: después de un tiempo, Nicolás Quintero, que era mi entrenador y luego se convirtió en mi papá, me dio una bicicleta viejita, verde, de hierro, oxidada, con seis cambios. La arreglamos juntos. Era una bici muy pesada, incómoda, pero mía. Con ella empecé a entrenar en serio. Esa bici marcó un antes y un después.
Nu: ¿Cuál fue la bici que más recuerdas con cariño?
Daniel: la rojita que me dio mi papá después de la verde. Para mí, era preciosa. Me acuerdo que con mis amigos, le pusimos el apodo de “Kushina”, por un personaje de Naruto que era pelirroja, como la bici. Era lo más cercano a una bicicleta profesional y ni siquiera me dejaban sacarla a pasear al parque: era solo para entrenar y competir.
Por lo general te regalan la primera bici cuando eres niño, pero cualquier edad es perfecta para tener un “caballito de metal”. Hay para todas las situaciones, todos los gustos y bolsillos:
| Categoría | Rango de precios |
| Baja gama (aficionados) | $379.900 – $900.000 |
| Media gama (entusiastas) | $1.000.000 – $5.000.000 |
| Alta gama (profesional) | $13.990.000 – $54.990.000 |
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Más que ruedas, una vida entera
Nu: ¿Qué significa la bicicleta en tu vida?
Daniel: todo. Es lo que me ha dado mi sustento, lo que me llevó a recorrer el mundo, lo que me dio alegrías, tristezas y hasta a mi familia. La bicicleta me salvó la vida. No es por una bici en particular, sino por lo que ha representado en mi historia.
Nu: si pudieras hablar con tu versión más joven, la que recibió esa bici rojita, ¿qué le dirías?
Daniel: le diría que valore todo, incluso lo poquito que teníamos. Que no se compare con los que tenían bicicletas mejores, porque esa bicicleta lo iba a llevar muy lejos. Le diría que la disfrutara, que cada pedaleo iba a construir algo grande. Que esa bici era una de las mejores cosas que le podía pasar.
La historia de Daniel es la historia del Equipo Nu Colombia: personas reales, con sueños grandes y ganas de crecer. Y es que no se trata de la bici en sí, sino de todo lo que representa un vehículo tan simple en la vida de una persona.
A veces, no necesitas la bicicleta más costosa para llegar más lejos. Solo necesitas una oportunidad, una red de apoyo y muchas ganas de crecer. Como con tus finanzas: no se trata de tenerlo todo, sino de saber moverte con lo que tienes.
Este contenido es parte de la misión de Nu Colombia de dar a las personas control sobre su vida financiera. ¿Todavía no estás familiarizado con Nu? Conoce más sobre nuestros productos y nuestra historia haciendo clic en el botón arriba en este blog.
