Ser mamá es una de las misiones más importantes del mundo. Quizá, la gran misión. Se requiere de una serie de aptitudes infinitas, puesto que cada madre es un mundo y desarrolla habilidades diferentes. Quizá, haya una que compartan todas: las habilidades financieras. Ellas son las primeras que nos enseñan el valor de las cosas, a cómo usar el dinero, a no despilfarrarlo, a extraerlo de las piedras, si es necesario. ¡Si alguien sabe hacer maravillas con el dinero, esas son nuestras madres!
Y no es de extrañar que toda esa sabiduría nos haya sido legada en forma de consejos que, en el mejor de los casos, nos acompañarán toda la vida, como pequeños mantras íntimos.
Para celebrar este 30 de mayo -ocasional Día de la Madre en Colombia, este año- nos dimos a la tarea de preguntarle a algunos Nubankers y Nulovers sobre los consejos más útiles que han recibido de sus madres sobre el dinero y su administración.
En forma de homenaje a todas ellas, te dejamos los mejores 10 consejos financieros de Mamá para toda la familia morada:
1. “No haga cuentas alegres”
“Mi mamá siempre me decía -y me dice- esta frase ante una decisión financiera que puede tener impactos en el mediano y largo plazo. Me acuerdo que me lo repetía cuando nos íbamos de viaje. Yo le reiteraba una y otra vez que debíamos visitar muchos sitios, y ella me contestaba así: ‘No puedes hacer cuentas alegres, Pollito. Hay que escoger porque si no, cuando volvamos, nos tocará dejar de hacer otras cosas’.
“También me lo dijo cuando me quise mudar sola y me acompañó a buscar mi primer apartamento. Me acuerdo hasta el día de hoy: “Diana, pide los recibos de los servicios para ver cuánto cuestan para que no hagas cuentas alegres y te descuadres de plata.
“Eso es, pues, querida mamá, Martha: te debo saber hacer cuentas con la plata que sí he ganado, no endeudarme demás y gastar con la tarjeta acorde a mis posibilidades.”
Diana Gutiérrez
2. “El que paga lo que debe, sabe lo que tiene”
“Mi mamá tiene 73 años y 16 hermanos 😱, toda una manada. Crecieron viendo a sus padres trabajar la tierra con honestidad. Ella cuenta que cada vez que sus padres cultivaban algún producto y luego vendían la cosecha, lo primero que hacían era pagarle a sus acreedores. Su mamá solía recordarle a todos: ‘El que paga lo que debe, sabe lo que tiene’.
“Mi mamá creció con ese pensamiento, le quedó plasmado en su memoria para siempre. Y desde que mis hermanos y yo iniciamos nuestra vida financiera, siempre nos ha recordado esta sabiduría casera, que es parte de la herencia familiar. De esa forma, generación tras generación, aprendimos a organizarnos financieramente.
“Así que gracias, querida mamá, Gloria, por habernos enseñado a cumplir con nuestras obligaciones financieras y, de ese modo, tener control sobre nuestras finanzas.”
Luz Montealegre
3. “Always put some money away for a rainy day”
“Somos de Castara, un pueblo costero de la isla de Tobago, en Trinidad y Tobago, donde hablamos inglés. La traducción sería algo así: ‘Siempre guarda algo de dinero para un día lluvioso’.
“Mi mamá nos suele decir a mis hermanos y a mí que las cosas podrán salir mal cuando menos lo esperemos. Es posible que tu teléfono o el automóvil deje de funcionar, que te enfermes y debas pagar los costos médicos, que pierdas repentinamente tu trabajo. Y si tienes algo de dinero para esas situaciones, entonces podrás capear la tormenta.
“Cuando comencé a ganar dinero a los 13/14 años, mi mamá me llevó al banco y me abrió una cuenta bancaria. Era una cuenta conjunta, ya que no podía tener una cuenta propia (cuando cumplí 18 años ella me nombró el único propietario de la cuenta). Hasta el día de hoy, todavía tengo la misma cuenta, que me ha ayudado no pocas veces cuando lo necesité.
Así que gracias Dorn George, querida mamá.”
Taharka Carrington
4. “Tengo plata, pero no para eso”
“Con mi mamá, somos súper unidas. Varias veces nos tocó mudarnos de ciudad, porque mi papá era vendedor de llantas. Recuerdo la primera vez que me dijo esa frase. Como si fuera el día de hoy. Fue en Cali.
“Estábamos paseando por el centro comercial donde generalmente íbamos, y pasamos por una de esas maquinitas que entregaban jugueticos random, luego de ingresar por la ranura una moneda. Luego supe que esos artefactos coloridos y aparatosos venían de Japón, y que se llamaban Gashapon. Pero lo cierto es que, en esa mañana caleña, mi mamá me respondió, seca: “Tengo plata, pero no para eso”.
“Claro, era tan chica que no entendí inmediatamente que la plata se tuviera y que no se utilizara para lo que yo quería. Hasta que media hora más tarde mi madre compró algo. “¡Pero tenías plata!”, refunfuñar, muy enojada. Y ella me contestó con una enseñanza que he ido transformando y que me ha acompañado toda mi vida: “Que tenga plata no quiere decir que tenga plata para todo”.
Así que, ‘mita querida, María Consuelo, gracias por todo lo que vivimos juntas.”
Vanessa Arcila
5. “Cuide los centavos, que los pesos se cuidan solos”
“Cuando era pequeña tuve mi primera cuenta de banco, pero al mismo tiempo mis papás me fomentaban tener una alcancía, por si ocurriera alguna emergencia. Ahora de adulta, me aconsejan mucho invertir en finca raíz, en cuentas CDT, por si algo pasa, para no perderlo todo.
“Mi madre tiene un montón de frases. Para lo que acabo de contar, su refrán sería: “No meta todos los huevos en la misma canasta”. Pero el que más me gusta, querida mamá, Martha, está atado en la memoria a una anécdota de mi infancia, entre Boyacá y Bogotá.
“Mi mantra por ese entonces era -lo reconozco con cierto pudor-: “Mamá, cómprame esto, cómprame aquello”. Una vez estábamos en la caja del supermercado y vi mis chicles favoritos, los Trident. Te dije: “¡Mamá, cómpramelos!”. Y ante tu silencio insistí: “Son apenas $2000, ¡¿qué te cuesta?!”. Tu respuesta fue lacónica: “Eso no te genera nada, mi Camilín”.
“Recién cuando me convertí en adulta, te entendí. El peligro está en la facilidad con que, si tienes plata en la billetera, puedes meter la mano y pagar. Por eso, tengo la mayor parte de mi dinero invertido, generando retornos.
Dicho de otra forma: mamá, te quiero.”
Camila Fernández
6. “Cuentas claras, chocolate espeso”
“Mamá Oliva, “mi abuelita”, un día me dijo: “Johan, tiene que ahorrar para lo suyo”. Entonces me compró un marranito muy pequeño pintado de Superman, para que nunca se me olvidara. Ella tenía muy claro lo que quería para mí -lo que hoy entiendo como libertad financiera-, y sabía la importancia de tener las cuentas claras y el chocolate espeso (que además lo hacía, y le quedaba delicioso. Aún recuerdo ese aroma con nostalgia y felicidad pura ☕).
Pasaron los años y entendí lo que ella quería decirme, tenía que disfrutar de mi dinero al igual que lo hacía con el chocolate. Ambos requerían un trabajo previo. Era como si me dijera: “piensa en tus próximos objetivos, qué quieres conseguir, ten las cuentas claras y todo estará bien”.
Así lo hago hoy, por ejemplo, con el uso que le doy a mi tarjeta de crédito. Una tarjeta no es solo para hacer compras necesariamente. Un buen score y pagar a tiempo me darán más beneficios que solo un cupo. Como lounges en los aeropuertos, regalos, millas. Si tienes las cuentas claras, te vuelves un consentido de las instituciones financieras.
Desde el fondo de mi corazón de chocolate, quiero agradecerte a ti, Mamá Oliva.”
Johan Moyano
7. “La plata es una ilusión”
“Si yo soy responsable y cuido mi plata es totalmente por mi mamá. Mi madre ha sido una gran administradora toda la vida, con prioridades muy claras, con un sentido del ahorro súper fuerte y siendo muy enfática con la importancia de la independencia y la responsabilidad financiera.
“Respecto de la frase del título, hay una historia. La primera vez que yo, toda orgullosa, habiendo ganado mi primer sueldo, dije que pagaría el mercado para la casa ese mes. Fuimos, y ella llenó el carrito, como lo hacía normalmente. Mientras pasaban los productos por la caja, yo sudaba frío, porque era muchísimo más de lo que imaginaba que podía costar.
“Pagué pensando que no me alcanzaba, que de dónde iba a sacar el resto. Ella, María Elena, sabía que me estaba muriéndome por dentro, porque conocía mi sueldo. Pero nunca pierde la oportunidad de darme una lección, sobre todo si se trata de dinero. “La plata es una ilusión, Tati”, me dijo más tarde. “Siempre las cosas son más caras de lo que uno cree”.
“Con mi mamá aprendí a entender el verdadero valor de las cosas, a cuidar el dinero, a no derrocharlo. Que tengas el día más feliz del universo entero, mami.”
Tatiana Viana
8. “Querer es muy diferente a necesitar”
“Yo tenía unos 9 o 10 años, y mi madre era la que se ocupaba de las finanzas en casa. En ese momento me encantaba pintar y hacer dibujos, así que le encargué una caja con 12 lápices de colores de una conocida y prestigiosa marca.
“Después de quedarse pensativa por un buen rato y preguntarme por los lápices que ya tenía (de calidad inferior y sin colores brillantes), llegó la respuesta: ‘Está bien. Te compraré esa caja de lápices que me pides, pero quiero que aprendas una sola cosa: ‘Lo quieres y eso está bien, pero no lo necesitas. Y desear es muy diferente a necesitar”.
“Hasta el día de hoy me pregunto si realmente necesito todo lo que planeo comprar. Hoy, unos diez años después, todavía tengo unos tres lápices sobrevivientes de aquel entonces.”
Antonio Maciel (Nulover)
9. “El dinero no crece de los árboles”
“Mi madre siempre me decía esta frase, queriendo enseñarme que, para alcanzar una determinada meta, es necesario estudiar y trabajar mucho y, sobre todo, saber ahorrar para lograr algo en la vida.”
Laura Gil (Nulover)
10. “No olvides que tú también eres una inversión a futuro”
“Mi mamá en sí no me lo dijo pero lo vi en sus prácticas diarias. Hubo un tiempo en el cual tuvimos una crisis económica, por la cual aprendimos a diezmar las cosas y a apreciarlas de otra manera. Esto nos hizo ser más agradecidas con el día a día y con lo que tenemos, ser más conscientes del dinero.
“Ahora ya no nos limitamos. Sabemos que hay que ahorrar, sí, pero si tenemos un antojo no nos cohibimos, porque no sabemos si las cosas seguirán igual. De hecho, hace siete años, pudimos volver a comprarnos un carro que, para mí, no es sólo nuestro medio de locomoción, sino la prueba del temple y el coraje financiero de mi mamá, Ruth.
Disfrutar el día a día sabiendo que nuestras finanzas pueden cambiar, pero nunca dejar que el miedo me paralice. E invertir en mí. Y no ser un esclavo del dinero, sino su dueño. Esto que sé hoy te lo debo a ti, mamá. ¡Feliz día!”
María Paula Hernández
Bonus track: “Sé parte de Nu”
Preparamos este y otros contenidos con amor por las personas, siempre intentando encontrar la salida a aquellos laberintos indescifrables en que nos ha sumido el sistema financiero tradicional.
En Nu, trabajamos denodadamente cada día para llegar a ofrecer la mejor tarjeta de crédito del mercado. No sólo técnicamente, sino porque intentamos hacer las cosas diferentes a los demás, diferente a como se han hecho en el pasado.
Honrar a nuestras madres, entender que ellas han sido nuestra primeras maestras financieras, es parte del camino.
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